Y es que la relevancia del seguro para industrias es cuantitativa mas es, sobre todo, cualitativa. El primordial beneficio de este seguro es la certeza que le aporta a aquel que se juega los cuartos en un proyecto de inversión. El primer Henry Ford, por poner un ejemplo, afirmaba que sin el seguro no existirían los rascacielos; pues un rascacielos es un edificio que cuesta un montón de pasta levantar; y absolutamente nadie la invertiría si no hubiera alguien, como el asegurador, presto a restituírsela si algo: un incendio, o bien un seísmo, acabara con él.
Algo de esto ya se aprecia cuando se observan los costos medios de los percances que atienden (y también indemnizan) las compañías aseguradoras españolas de seguro industrial. Cuando se comete un hurto en una industria, el botín medio es de unos siete mil quinientos euros. En el momento en que un transporte de mercaderías sale mal, el dinero que se pierde ronda los dos mil euros. Y, más todavía, en el momento en que un montaje (una grúa, un molino eólico…) sale mal, produce nada menos que una pérdida media de treinta y seis euros.
¿Pueden los empresarios hacer en frente de estos costos sin un seguro industrial?
¿Piensas que todos y cada uno de los empresarios están en condiciones de encarar, por sí mismos, pérdidas de dos mil euros, de siete mil quinientos euros, de treinta y seis euros, y continuar adelante? La contestación es: no. Si no existiesen los seguros industriales, a los empresarios que se quedan por el camino por el hecho de que el producto que venden no tiene interés para el público o bien se pasa de tendencia, que ese el peligro que debe correr un emprendedor, se uniría una legión auxiliar de empresarios que abandonarían no por no haber sido triunfantes, sino más bien por haber sido golpeados por la mala suerte. El seguro está ahí para impedir que eso pase.
Cuando existe seguro, el empresario se queda con el peligro en el que absolutamente nadie le puede reemplazar, el peligro de tener éxito; y todo lo demás, todo cuanto debe ver con hechos inopinados, corre por cuenta del seguro. Sin esta división de peligros, todos y cada uno de los empresarios alterarían su comportamiento, serían más precavidos, más conservadores. Invertirían menos, o bien más despacio. Y bien sabes lo que eso desea decir: menos desarrollo, menos empleo.
El seguro industrial, por consiguiente, va a poder ser cuantitativamente pequeño, mas le debemos una buena parte de nuestro bienestar.
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